El fotógrafo Sergio Pontier y el estilista Juanjose Mouko Nsue han unido sus fuerzas para crear Esto es España, un fotolibro que proyecta una visión del país y de su cultura a través de las personas negras que lo habitan y le dan forma. Los artistas reivindican el papel esencial que estas comunidades han desempeñado en la creación de una herencia que los ha borrado del mapa, y que ha condicionado el racismo con el que la cultura les extirpa su origen.
Esto es España habla de la necesidad de reinventar lo que conocemos como cultura tradicional a través del folclore ibérico, pero sin faltar a la verdad. De esta forma, el flamenco se convierte en la base de la reivindicación, no solo porque sus raíces se encuentren en las comunidades africanas, sino porque así es cómo la mirada internacional visualiza ‘lo español’: con lunares, peinetas y trajes vistosos, pero dejando de lado las pieles que le dieron alas. Esto es España habla de lo que se deja a un lado para hacer terapia de choque contra los estigmas de la sociedad. Porque lo que no se muestra no existe.
En conversación con METAL, Sergio y Juanjose hablan sobre el proceso creativo del libro, la cruz que soportan las personas negras a través del filtro de la inmigración, y la falta de visibilidad a la que se enfrentan dentro de los marcos y cánones culturales de la España que siguen imaginando.
Si alguien os pidiera describir España con una sola imagen, ¿cuál sería?
El Guernica, de Picasso.
El discurso actual relaciona la presencia de personas negras en España con connotaciones negativas sobre la inmigración. Como si existiesen inmigrantes de primera y de segunda. Y los de segunda solo sirven si aportan algo extravagantemente llamativo. No vale con ser un ciudadano habitual. ¿Cómo se enfrenta esta narrativa desde el arte?
Pensamos que la manera de enfrentarlo es dando visibilidad a los cientos de artistas inmigrantes o hijos de inmigrantes que viven en España, y evitando encasillarlos únicamente como ‘artistas inmigrantes’. Son, ante todo, artistas. Su condición de origen no debería ser la etiqueta que determine su valor ni su presencia en el ámbito cultural.
A las personas con rasgos extranjeros, aunque sean españolas, socialmente no se les permite ser de aquí por cuestiones estéticas. Se es de un sitio que no te refleja en su imagen nacional, y que evita que pertenezcas. ¿Cómo se construye la idea artística de pertenencia cuando el país al que perteneces no te reconoce visualmente?
El país no reconoce a estas personas porque no están representadas como parte de la identidad española. Incluso cuando contribuyen culturalmente, se recalca su origen antes que su ciudadanía. Nuestro trabajo busca mostrar que España es mucho más diversa de lo que suele aparecer en los medios. España no es solo lo que sale por televisión, y como artistas, es nuestra responsabilidad visibilizar esa diversidad.
¿Qué representa para vosotros crear desde un lugar donde la raza no define al artista, sino en el que el arte es suficiente para hablar de quiénes sois? Uno en el que no haga falta presentarse como artista negro, sino como artista. En el que se pueda trabajar y ser reconocido sin que la identidad racial sea el primer filtro.
Es fundamental que la sociedad nos vea simplemente como artistas, no como artistas negros. A los artistas blancos no se les etiqueta por su raza, aunque también reflejan su entorno y su realidad en su obra. Lo mismo ocurre con nosotros: utilizamos modelos negros porque forman parte de nuestra experiencia vital. La inspiración del artista no proviene del color de la piel, sino del contexto en el que ha crecido.
Juanjose, en anteriores proyectos tuyos como La nueva España se empleaban los emblemas tradicionales asociados con ‘lo español’ que, en gran parte, se vinculan directamente con Andalucía: abanicos, mantillas, lunares, sombreros cordobeses, etc. El Matador nacía, en parte, de la furia del folclore andaluz. Y en Esto es España se emplea el flamenco como núcleo. ¿Qué atrae de esta estética andaluza como punto de partida para reinterpretar la identidad española?
Internacionalmente, cuando se habla de España, se mencionan elementos como el folclore, el flamenco o los toros. Son símbolos que, para bien o para mal, representan la imagen exterior del país. Quise partir de esa estética para mostrar que España también existe en la piel de personas negras, y que estos símbolos pueden dialogar con identidades diversas.
Lo andaluz, o al menos una buena parte de su iconografía clásica, tiene raíces negras históricamente silenciadas. El flamenco, entre otros, es un punto de partida fuerte. La negritud africana está en los andaluces en múltiples aspectos. ¿El proyecto funciona también como una forma de rescatar esa historia borrada y devolverle su complejidad cultural?
Sí. Al investigar descubrimos que el flamenco tiene raíces africanas. A partir de ahí decidimos centrar el proyecto estéticamente en el flamenco, reivindicando y devolviendo visibilidad a esa parte de la historia que ha sido silenciada.
¿Para Esto es España siempre estuvo en mente un libro?
Surgió de nuestras conversaciones y del crecimiento natural del proyecto. Nos dimos cuenta de que la propuesta necesitaba un formato más cuidado que las redes sociales, algo que estuviera a la altura del contenido y del tema que queríamos explorar.
El libro es un balance entre pasado y futuro, pero ¿busca reivindicar esa estética, o reinventarla desde la mirada contemporánea?
Nuestro objetivo es reinventarla. Queremos proponer una estética nueva, mostrar cómo podría representarse la España del futuro sin dejar de reconocer el pasado que configura la identidad del país.
“España no es solo lo que sale por televisión, y como artistas, es nuestra responsabilidad visibilizar esa diversidad.”
Para imaginar una ‘nueva España’ hay que reconocer y entender que hay una ‘antigua’. Pero hay un silencio inmenso alrededor del origen. ¿Cómo lo rompe el arte?
El arte rompe ese silencio desde la valentía. Hay que ir a la raíz del problema, señalar las carencias, mostrar lo que impide avanzar. Cuando expones aquello que se oculta, generas conversación, reflexión y, con ello, la posibilidad de cambio.
¿Cómo consigue la ropa funcionar como herramienta para ayudar a rediseñar estas historias?
La ropa tiene un papel fundamental. Habla del orgullo de ser español pero también del estilo propio de cada modelo. Creamos combinaciones que reflejan identidades reales, honestas, mezclando tradición y personalidad.
Otro de los balances del proyecto es el trabajo entre fotografía y estilismo. ¿Cómo surge esta combinación?
Nos conocemos desde hace años y siempre quisimos trabajar juntos en algo significativo. Ya habíamos hecho proyectos editoriales, pero este era distinto: era personal, tenía peso social. No imaginábamos a nadie mejor para compartirlo que el uno con el otro.
¿Lo sentís como una fusión del estilo y esencia de cada uno, o como algo común que ha surgido entre los dos y desde el que se ha navegado?
Lo vivimos como algo común, como un lenguaje nuevo que surgió de la colaboración.
¿Cómo se ha desarrollado el proceso creativo?
Fue un proceso de muchas conversaciones, reuniones y reflexiones sobre la situación social española. Queríamos pensar cómo, desde nuestras herramientas, podíamos abrir un debate sobre el futuro del país. Personalmente no concebimos la idea de que un artista exista desvinculado de su comunidad u orígenes.
Es curioso cómo se define a todos los participantes como colaboradores. ¿Cómo influyó su participación activa en el resultado visual y emocional de las imágenes?
Su participación fue clave. Queríamos que posaran como son, que se sintieran cómodos, que se expresaran libremente. No es un proyecto solo de nosotros dos: es de todos los que participaron. Sin ellos, el libro no tendría la fuerza emocional que tiene.
¿Cómo ha cambiado vuestra forma de entender la identidad desde que empezasteis este proyecto?
Creemos que, en esencia, no ha cambiado. Siempre hemos pensado que ser de un lugar empieza por sentirte parte de él. Desde ese sentimiento se pueden abrir diálogos y explorar lo que significa realmente ser español.
¿Qué es, entonces, ser español ahora?
Ser español es haber nacido o haberse criado en una sociedad española. Es una cuestión de pertenencia y de convivencia, no de apariencia.
